lunes, 18 de agosto de 2014

“Las telecomunicaciones en Argentina andan por milagro”

Una entrevista al presidente de la Fundación Vía Libre, Enrique Chaparro, sobre la propuesta de regulación del acceso a sitios de Internet con contenido para adultos.
Enrique Chaparro, de profesión matemático, es el presidente de la Fundación Vía Libre, que surgió frente al interrogante de qué pasa en el espacio que existe entre los derechos fundamentales y las tecnologías. En esta entrevista da su opinión sobre el reciente proyecto de ley presentado por la senadora misionera Sandra Giménez, del Frente Para la Victoria, que propone la instalación de filtros que impidan al usuario ingresar a sitios de Internet con contenido para adultos. Además, nos brinda un panorama del cyberespacio nacional.
-¿Cuál es su postura con respecto al proyecto?
-El proyecto en sí implica derogar unos cuantos instrumentos que ya existen en nuestro sistema legal: el secreto de las comunicaciones, que está protegido particularmente en el artículo 19 de la Ley de telecomunicaciones, está protegido también en el artículo 5 de la Ley de inteligencia nacional. Es obligación del prestador guardar el secreto de las comunicaciones y la aplicación de este proyecto implicaría que tener que interrumpir ese secreto.
-¿Cree que tiene posibilidad de aprobarse?
- El proyecto va a dormir en un cajón. No creo que tenga probabilidades de ser tratado en la comisión, pero nunca se sabe, así que es mejor abrir el paraguas antes de que llueva.
-¿Y cuál sería el criterio de la Comisión Nacional de Comunicaciones para establecer qué es pornográfico y qué no?
-En primer lugar no hay una buena definición de pornografía, porque alguien podría decir que el David de Miguel Angel no debería ser visto por niños. Lo segundo es que es una cuestión de la esfera privada y como tal no afecta a la moral ni al orden público, y eso está protegido por el artículo 19 de la Constitución. La senadora Giménez intentó defender su proyecto diciendo que su objetivo es bloquear la pornografía infantil, con lo cual la embarró más porque traficar pornografía infantil es un delito, previsto en el artículo 128 del Código Penal. La decisión de qué veo o no  es exclusivamente de uno. Esto está consagrado en uno de los derechos fundamentales de los tratados internacionales que es el derecho a buscar, recibir y difundir información y es un derecho con jerarquía constitucional, reforzado para Internet en la ley 26.032. Cualquier tipo de filtro genérico por defecto es de por sí una barrabasada.
-¿No podría ser este proyecto una antesala para justificar el control de otro tipo de contenidos?
-Eventualmente sí, porque le están dejando a un órgano del poder ejecutivo la capacidad de decidir qué es lo que la gente puede ver y lo que no. Cualquier decisión  de censura post publicación tiene que estar fundada jurídicamente y ser objeto de una sentencia judicial. Lo que la senadora pretende es imponer un filtro general y después abrir una especie de registro de buscadores de pornografía. Además obligando al usuario a que llame al proveedor del servicio para que desbloquee ciertos contenidos.
-Si bien acá no hay una legislación específica sobre el tema, ¿no sería una violación al principio de neutralidad en la red? Se podría decir que una página es “menos pornográfica” que otra y así no bloquearla.
-Por lo general la neutralidad en la red tiene que ver con ir en contra de privilegiar ciertos tipos de contenidos y ese tema es como intentar agarrar un gato negro en un cuarto oscuro. Lo que está en el imaginario como neutralidad en la red es imposible porque decís o bien dejemos todo librado al mercado, algo que los economistas ya dijeron que no existe, o decidís regular y entonces la pregunta es qué regular y hasta dónde hacerlo. Podés poner una regulación de fronteras adentro pero para afuera eso no existe, si el contenido ya viene mejor rankeado por un acuerdo comercial extranjero yo no lo voy a poder controlar.
-Pero a nivel regional podríamos decir que Argentina está atrasada, porque Brasil y Chile ya legislaron sobre neutralidad en la red.
-Chile legisló sobre neutralidad en la red muy mal, porque lo hizo por el resultado de la influencia del lobby de la propiedad intelectual y su tratado de libre comercio. Este es un problema que se arrastra en todos los proyectos que se intentaron presentar acá porque se habla de aplicar la neutralidad en la red a los contenidos legales pero no se aclara qué es legal.
-Nuevamente surge la idea del criterio y cómo aplicarlo.
-¿Y quién dice qué es legal y qué no lo es? Y si alguien lo define, ¿cómo determina el proveedor de telecomunicaciones si algo que viene dentro de un paquete de datos es ilegal? La única forma es inspeccionando el paquete, por lo tanto quebrando el secreto de las comunicaciones. En ese sentido digo que la legislación chilena es mala y  la mayoría de los proyectos que andan dando vueltas en el Congreso tienen la misma dificultad. Lo cierto es que nuestra Ley de telecomunicaciones es de 1972, donde hay un capítulo entero sobre telegrafía pero no hay nada sobre Internet.
-En la ley de servicios audiovisuales, ¿no podría haberse creado un apartado sobre Internet?
-Yo creo que necesitamos una nueva ley de telecomunicaciones, a la luz de lo que ha sucedido en los últimos 40 años. Actualmente la ley impide que se integre adecuadamente la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, y por supuesto ningún gobierno se ocupó de derogarla. La CNC está intervenida, Ceferino Namuncurá es interventor, y si tiene nombre de santo es porque las telecomunicaciones en Argentina andan por milagro.
-Si a futuro se bloquearan más contenidos, ¿no podrían definir qué bloquear y qué no aquellas empresas con poder político e interesas económicos?
-Por supuesto. Todo bloqueo en principio es malo. A veces uno debe medir el mal del bloqueo contra el resultado que pueda tener. Uno dice si algo atenta contra el orden público, por ejemplo, propaganda nazi, y puede aplicar la ley que me avala y colocar el filtro. Pero va a ser ineficaz porque no significa que la gente no vaya a acceder a ese contenido. Se necesita una estructura mucho más sofisticada para bloquear que el simple hecho de aplicar un filtro.
No es que sea imposible, pero el principio precautorio y cualquier regulación debería ser pensada en términos de qué podría hacer con ella el peor gobierno que uno imagina, incluso especulando dentro de la posible. Por ejemplo, mañana todos los sitios con críticas a Monsanto son pornográficos y tengo el instrumento legal para decirlo. Lo que digo del absurdo proyecto de ley de la senadora Gimenez lo digo también del proyecto de neutralidad en la red y del “nuevo nuevo” DNI.
-Hay cierto vacío, más que nada porque no queda claro cómo se aplicarían estas normativas sobre Internet y tecnología y con qué criterios serían aplicados, ¿o sea que a futuro cualquier discurso puede ser considerado apto para ser bloqueado?
-Yo creo que ninguna forma de expresión debe ser suprimida a menos que constituya un delito en sí, y eso implica que haya una actuación judicial que indique que la intención era cometer un delito y aún así es muy fino. Y cuando hay una zona gris uno dice “mejor aplicar el principio precautorio”, es preferible dar lugar al discurso ilegítimo con tal de no censurar al legítimo. El agujero de toda regulación me parece que está en todo esto, midamos muy puntillosamente las consecuencias de este experimento de qué podría pasar con todo esto según en las manos de quién esté, qué pasaría en las provincias feudales. Un legislador antes de presentar un proyecto debería hacer este análisis.
-Con respecto a los usuarios, ¿creés que hay una ignorancia sobre estos proyectos y lo que podría pasarle a ellos como consumidores?
-Creo que hay un número de posiciones reactivas cada vez que se anuncia que alguien pretende regular algo en términos de comunicación. Pero no es un tema de agenda social. Estas cosas tienen un poco más de manija por el parroquialismo de los medios y el sector que representan. Lo que en primer lugar no se entiende es que por lo menos en el universo conocido nada que esté sujeto a escasez y disputa de usos alternativos deja de estar regulado. Si no regula el Estado, regulan los intereses en juego en función de la ley de la selva. Suponer que Internet no está regulada por la poca intervención estatal es creer que los reyes magos existen. Google tiene en el banco el doble de las reservas de Argentina, ¿cuál es el poder regulatorio de Google contra el mío que no tengo nada?
-¿Entonces no hay que regular Internet?
-No hay que regular los contenidos, la información, pero eso está garantizado con instrumentos legales de derechos humanos. No hay un mundo distinto al real por el sólo hecho de que uno esté detrás de una pantalla. El sistema de garantías y libertad fundamental también opera en el cyberespacio.
Nota publicada en www.notas.org.ar

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