Algunas comunidades indígenas que todavía estaban aisladas en
sus tierras quedaron asombradas cuando los antropólogos llevaron cámaras de fotos.
La mayoría se negó a ser retratada alegando que ese aparato era capaz de robar
sus almas. Hoy en día, la fotografía ha traspasado los límites del estudio y se
ha convertido en comunicación, en arte y en recuerdos que no deben olvidarse.
Por eso es una pena que la 23ª Muestra Anual de Fotoperiodismo no tenga tanta
difusión y verla casi vacía incluso un fin de semana, excepto por algún que
otro turista curioso que paseaba por el coqueto barrio de Recoleta.
Parece mentira que 270 imágenes ilustren el
año 2011 que vivió el país, pero aún así logra alterar la sensibilidad de
cualquier persona que esté informada aunque sea de forma superficial. Se mezcla
lo que es alegría para unos y tristeza para otros, como River yéndose a la B.
La indignación, mezclada con el alivio, de que cada día haya
más denuncias sobre la violencia de género, el asombro y el reproche de los
vecinos de La Plata
que faenan vacas en la ruta después de que volcara el camión que las
transportaba.
El aprendizaje se filtra entre la política, los
problemas sociales y los artistas: una vez por año los habitantes de Bañado de
los Pantanos desvían manualmente el Río Colorado para llevar agua a sus
cultivos; una foto ilustra la trabajosa tarea. Se escuchan los murmullos de asombro.
Algunas fotos parecen sacadas en el momento
tan preciso que hasta se duda de la veracidad: un basquetbolista en pleno
salto, un perro atravesando una carrera de ciclismo, una paloma volando al lado
de un jockey en plena corrida, lobos marinos junto a nadadoras de aguas abiertas.
Parece mentira pero todos esos “momentos justos” corresponden al deporte; la
fotografía logra sacar a flote el lado artístico de aquello que parece sucio,
desprolijo, improvisado, espontáneo.
Hay ilustraciones que forman parte de la vida
cotidiana y del trabajo diario de los periodistas: manifestaciones, actos
políticos, partidos de fútbol, retratos de artistas. Pero hay otros hechos que parecían
ser uno más y pasaron a ser parte de la historia argentina: el caso Candela, la
tragedia de Once, las cenizas del volcán Puyehue, River en la B , el crimen de Cabezas. El
periodismo y la fotografía se funden para darle espacio a todos y crear una
muestra llena de arte y realismo, capaz de encantar a cualquier espectador.
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