lunes, 27 de mayo de 2013

Nacional y popular versus made in

Las trabas a las importaciones, las retenciones en la Aduana y el boom de la producción nacional afectan, de manera positiva en algunos casos y negativa en otros, a todos los rubros. La 39ª Feria del Libro ubicada en La Rural de Palermo no es la excepción a estas medidas promovidas por el Gobierno Nacional.

 Este año el Pabellón Azul parece ser el de los cómics, material que en gran parte es extranjero, principalmente de España y Estados Unidos. “A medida que aumentaban los precios y se restringía la compra del dólar resultaba cada vez más difícil traer cosas de afuera. Por eso decidimos hacer un pedido más grande el año pasado y guardar el material con el único objetivo de venderlo en la Feria este año”, explica Santiago de Génesis Cómics & Toys. Los lectores son los más perjudicados: en este stand un libro de la saga Batman, el Caballero de la Noche de Frank Miller se consigue a $225 cuando su valor original es de €22, lo que implica un 52% más caro tomando como referencia el cambio oficial. La Revistería declara “en falta” la mayoría del material más requerido por los consumidores de historietas, indefectiblemente de origen extranjero.

 El caso de las distribuidoras, como Riverside Agency, es diferente. Según Darío, encargado del stand, “no hay una traba a las importaciones” o por lo menos no la hay si parte del material es hecho acá o si se realizan convenios entre editoriales extranjeras con sede en el país. Esteban Bavoleo, de la imprenta Casano Gráfica, insiste en que el problema surge cuando las editoriales se niegan a producir en Argentina:”Hay diferencias en el papel, la tinta y las encuadernaciones, además el proceso aquí es mucho más caro con respecto a la mano y por la convertibilidad del dólar. Por ejemplo China es uno de los principales productores de papel y su mano de obra es mucho más barata que la local”.

Ninguna medida que se haya tomado en relación a la traba de importaciones, opinan los especialistas, afecta a las ediciones locales, ya que su objetivo es proteger a la industria nacional de imprenta. Pero la experiencia de Bavoleo indica que son las editoriales las que terminan pagando más por la producción total de sus libros y a esto se suma a que todo aumento de costo va a ser directamente trasladado al precio del libro. “De todas formas también genera consecuencias positivas: mayor empleo y mayor nivel de actividad en la industria de imprenta local”, finaliza el representante de Casano Gráfica. Incluso durante la apertura de este año el director de Industrias Culturales de la Nación, Rodolfo Hamawi, declaró: “En diez años, se triplicaron la cantidad de títulos publicados y de ejemplares impresos anualmente”.

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