Reseña para entender ABO
ABO formó
parte de un esquema represivo distinto por las vinculaciones que tenía con
otros dispositivos similares, y en particular formó parte del circuito
compuesto por los Centros Clandestinos de Tortura y Exterminio: “Club Atlético”,
“Banco” y “Olimpo”. Estos tres centros funcionaron sucesivamente, bajo la
órbita del Primer Cuerpo de Ejército,
donde actuaban los mismos represores.
El “Club Atlético” estuvo activo entre febrero y diciembre de 1977 y el
“Banco” desde el 28 de diciembre de 1977
al 16 de agosto de 1978, que tras cambios en el primer cuerpo del ejército y la
construcción de la autopista fue cerrado. En esta fecha todos los
detenidos-desaparecidos que estaban secuestrados en el CCDTyE “Banco” fueron
trasladados al “Olimpo”. El lugar había sido recientemente construido en el
barrio de Floresta (Capital Federal), en
la calle Ramón Falcón, entre Lacarra y Olivera.
Fue edificado
a principios del siglo XX y fue utilizado primero como garage y luego como
Terminal de tranvías. A partir de la década del '60 funcionó como Terminal de
colectivos y con la llegada de la última Dictadura Militar quedó en manos de la Policía Federal ,
quien cooperó junto con las fuerzas armadas para la construcción de celdas en
las que se mantenía en cautiverio a los secuestrados. El centro funcionó
durante 6 meses, desde Agosto de 1978
hasta enero de 1979. En la entrada del sitio había un cartel que rezaba “Bienvenido al Olimpo de los Dioses. Los
Centuriones”.
Tal como sucedía en el “Banco” las fuerzas represivas estaban organizadas
en Grupos de Tareas (GT), estos estaban conformados por personal del
Ejército, de la Policía Federal
Argentina, de la Policía
de la Provincia
de Buenos Aires, de Aeronáutica y Gendarmería, entre otras. Eran dependientes
del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército, estando en combinación con otros
centros como la ESMA.
El “Olimpo”
dependía de Guillermo Suárez Mason (apodado "El Carnicero"), quien
era comandante del 1° Cuerpo del
Ejército Argentino. El responsable del campo fue el Mayor del Ejército
Guillermo Minicucci, y bajo su cargo estaban los Oficiales de la Policía Federal.
Con la llegada a la
Democracia en 1983 el edificio pasó a manos de la Policía Federal
Argentina y fue convertido en un centro de verificación automotor. En 2001 una
Asamblea integrada por sobrevivientes,
familiares de víctimas, organizaciones de Derechos Humanos y vecinos del barrio se reúnen con el fin de
recuperar el centro “Olimpo” como Sitio
para la Historia
a través de marchas, pintadas, escraches, abrazos al lugar y actos en la
calle. En 2005, luego de una manifestación importante, los grupos mencionados
fueron convocados por la
Presidencia de la
Nación para firmar un decreto nombrando al Centro como “Sitio
de la Memoria ”,
anunciando además que la
Policía Federal tenía
un plazo de 90 días para retirarse del lugar, orden que no se acató. Por este
motivo fue desalojada, pero antes de
desocupar el lugar destruyeron parte de la construcción.
El 24 de noviembre de 2009 comenzó el juicio del circuito represivo ABO,
donde 17 represores fueron sentenciados, a pesar de que se ha comprobado que
fueron 180 los que actuaron en los distintos centros que lo conformaron. El
proceso fue llevado a cabo por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2, integrado
por los jueces Dr. Jorge Alberto Tassara, la Dra. Ana María D´alessio
y Dra. María Laura Garrigós de Rébori.
Se presentaron 184 casos que correspondían a torturas y privación
ilegítima de la libertad. El 21 de diciembre del 2010 fueron 12 los acusados condenados
a prisión perpetua, cuatro a 25 años de
prisión y uno absuelto.
El 19 de abril de 2012 inició el juicio ABO Bis, el cual fueron dos los
acusados por las 181 privaciones ilegítimas de la libertad y tormentos, pero no
por homicidios porque los cuerpos no fueron encontrados. Lo llevó adelante el tribunal integrado por el Dr. Jorge Alberto Tassara,
el Dr. Rodrigo Giménez Uriburu, y el Dr. Jorge Luciano Gorini.
El 8 de junio de 2012 se dictó sentencia a los dos acusados, Pedro
Santiago Godoy (Calculín), condenado a 18 años de prisión y Alfredo Omar Feito
(Cacho), a 25 años de prisión domiciliaria. Durante la primera condena de ABO
ambos estaban prófugos.
Actualmente “Olimpo” es considerado como un espacio de encuentro por los
sobrevivientes, los vecinos y las organizaciones que se reúnen para hacer del
ex centro un mejor lugar para todos.
Allí se llevan a cabo diferentes actividades como serigrafía,
facturería, cine documental, guitarra, murgas, circo, teatro, taller de
escritura y radio comunitaria. Además crearon la Biblioteca Nacional
Carlos Fuentealba, compuesta por
libros que se encontraban prohibidos durante el proceso de la dictadura
militar. El ex Centro Clandestino es ahora el Museo de la Memoria , donde personas de
todo el mundo recorren el lugar donde 300 personas fueron secuestradas. La
intención de la coordinación no es reconstruir a través del sufrimiento, sino
construir Memoria. La apertura a todos
era una premisa incuestionable por parte de la Mesa de Trabajo y Consenso, ellos exigieron la
recuperación del sitio para hacerlo parte de la comunidad involucrando la
realidad para cambiarla.
Durante la década del ´70 Isabel Fernández Blanco y su
marido Enrique Carlos Ghezan militaban en Montoneros. El 28 de julio de 1978
Isabel llevaba a su bebé de dos meses al Hospital Nacional de Odontología, cuando
fue interceptada por una mujer que le arrancó a su hijo de los brazos y dos
hombres armados, quienes a la fuerza la subieron a un auto vendada y atada. La
trasladaron al "Banco" donde la torturaron durante tres horas para
sacarle el paradero de su esposo. Los captores obtuvieron la dirección de su
casa en una receta médica y la mujer fue conducida a una estación de servicio
en las inmediaciones de su hogar. Mientras que a su hijo le apuntaban con un
arma Isabel fue obligada a comunicarse con su esposo con la excusa de abandonar
la vivienda que compartían y buscarla en la parada de colectivo. Tras este
episodio Enrique también fue detenido.
Juan Carlos Ghezán inició acciones y presentó un habeas corpus para la pronta aparición
de su hijo y su nuera. Tanto la Policía Federal como el Poder Ejecutivo Nacional negaron
que la pareja se encontrase en alguna dependencia de esa repartición. Pero mientras
tanto en "El lugar de los dioses" los Ghezán vivieron seis meses en
cautiverio ingresando en calidad de "incomunicados", donde tras ser
torturados hasta el cansancio en el "quirófano" fueron trasladados al
sector "población" para el paso de nuevos detenidos. En esta área los
prisioneros hacían tareas de lavandería, costura, cocina, carpintería y reparación
de electrodomésticos robados.
El 28 de enero de 1979 Isabel Fernández Blanco y Enrique
Ghezán recuperaron su libertad, hasta el
día de hoy desconocen el motivo. En el vano intento de alejarse del pasado y
empezar una nueva vida, el matrimonio se instaló en Tandil, provincia de Buenos
Aires, en una casa de campo que pertenecía a los padres de Enrique. Sin embargo,
el sufrimiento no terminaría hasta la llegada de la democracia. Bajo la atenta
mirada del "Mayor Peña", la familia viviría la denominada libertad vigilada, aquella que era
concedida a todos los que "gozaban" de la inesperada excarcelación.
Al poco tiempo de su liberación, Enrique fue citado por
el Teniente Coronel Cordero del Batallón
de Caballería Blindada, quien le hizo un "apriete" proponiéndole
colaborar con el Ejército infiltrándose en partidos y organizaciones políticas.
A cambio recibiría ventajas económicas
como adjudicación de licitaciones y explotación de campos pertenecientes a la Armada. Le dieron 15
días para pensarlo bajo amenaza de muerte. Cumplido el plazo, Ghezán se negó y
fue obligado a comunicarse quincenalmente con el Batallón para dar cuenta de su
paradero y sus actividades.
Isabel Cerruti (ver recuadro “La vida después del horror”),
compañera en la militancia y en el cautiverio
de los Ghezán, recibió el tan
temido llamado de Peña, quien con su habitual impunidad se dirigía hacia ella
como si fueran viejos conocidos. Ese día le comunicó que viajarían hacia Tandil
para visitar a "Quique y a Isabel". "Fue muy desagradable,
porque no sabíamos que iba a pasar con nosotros. Estaba la mamá de Enrique,
quien se asustó muchísimo porque se dio cuenta de la situación. Fue una tortura
para todos porque nos quedamos varios días sin saber qué hacía ese hombre ahí o
si estaba esperando a alguien", declaró Cerruti. Pero esa visita no sería
la única.
Hacia octubre de 1980, los Ghezán recibieron el llamado
de "Cacho". Isabel creyó que se trataba de su padre, pero era su
captor Alfredo Omar Feito, quien le dijo: "Estamos por ir a Tandil así que
preparen el asado". Días después se comunicaron nuevamente con ellos y
fijaron una fecha para el encuentro.
Un mes después se presentaron dos represores en la casa
de Tandil con dos niños: uno de cuatro y otro de un año y medio. Les dijeron
que los padres, de quienes nunca dieron datos, se habían tomado "unas pastillas de
cianuro", que estaban buscando a los familiares y les pidieron que
mientras tanto se hicieran cargo de los menores. Ellos obedecieron e incluso se encariñaron con los niños tal
como lo afirmó su amiga Isabel Cerruti.
Durante la estadía, el mayor de los niños le dijo a
Enrique: "Mi mamá está en un lugar que se parece a un hospital con muchas
puertas, y está muy enferma porque le dieron mucha electricidad". El 23 de
diciembre del mismo año, un grupo de tareas
fue a buscar a los chicos: "Se los llevaron sin ropa, sin juguetes
ni nada. Como nos habían dejado un teléfono, llamé inmediatamente y no recuerdo
quién me atendió, pero quedamos en vernos", declaró Fernández Blanco.
En la víspera de Navidad los Ghezán viajaron a Buenos
Aires y se encontraron con Cacho Feito en una confitería. Ellos creían que los
militares iban a entregar a los niños en adopción y su intención era impedirlo.
El represor les comunicó que los padres de Marcos y Jorge De Lillio, nombres
que supieron ese día, "habían caído
en la Contraofensiva "
y que los menores fueron entregados a sus familiares en Chivilcoy, dato que el
matrimonio pudo comprobar más tarde. Gracias a un informe de la CONADEP se supo que Miguel
Angel De Lillio y Mirtha Haydeé Milabara eran militantes de la Juventud Peronista ,
quienes fueron secuestrados en noviembre del ‘80 cuando volvían al país desde
su exilio en México para participar de la contraofensiva que se llevaría a cabo
en Argentina y ese fue el momento en el que los militares aprovecharon para
capturar a los "subversivos”. Viajaban con sus dos hijos y fueron detenidos en el
Aeropuerto de Ezeiza.
La vida después del
horror
El 11 de enero de 1977
Isabel Cerruti atravesaba su tercer mes de embarazo, ese día su compañero de
vida y militancia en Montoneros fue secuestrado. Se presume que Ernesto Eduardo
Berner fue asesinado en la
Escuela Mecánica de la Armada. Pero la agonía de
Isabel recién comenzaba; un año y medio más tarde fue “chupada” de su hogar
junto con Norberto, su bebé de 11 meses, quien sería devuelto a sus abuelos un
par de horas más tarde. Ella fue trasladada al Banco y permaneció allí hasta el
16 de agosto de 1978, día del cierre de este centro clandestino. Decidieron
llevarla al Olimpo en un camión del ejército, donde vivió su “cautiverio” real
hasta el 26 de enero de 1979, porque Isabel continuaría presa bajo la llamada
“libertad vigilada” impuesta por las Fuerzas.
Durante su secuestro Cerruti militó desde el silencio y
la solidaridad junto a otros compañeros, pero una vez que se encontró con el
afuera no le quedaron energías ni ganas para volver a Montoneros: “Yo empecé a
militar en el ´74 y terminé de militar el día que me liberaron”. Además
respondía a las llamadas y visitas del “Mayor Peña”, miembro del Grupo de
Tareas Nº 2 (GT2), un miedo que la hostigó hasta el regreso de la democracia.
No será hasta el año 1984 que Isabel tendrá la necesidad de volver al Olimpo en
calidad de testigo – sobreviviente y aquí la dicotomía: “Tanto la defensa de
los represores, como la fiscalía y los jueces te van pidiendo diferentes cosas
y algunas las podes dar y otras no, ahí se complica”. Ni a ella como víctima ni
al resto de sus compañeros les importa el resarcimiento económico, pero sí la
reparación histórica de y para la sociedad.
“Los
sobrevivientes no sabemos el motivo de nuestra liberación porque somos
víctimas, más allá que ahora estemos en categoría de testigos”, dice Cerruti,
quien además es miembro de la
Mesa de Trabajo y Consenso por la Recuperación de la Memoria del ex CCDTyE
Olimpo. El proyecto tiene como fin reconstruir la historia, resignificar el
horror: “Lo que yo siento con respecto a este lugar es que es una prueba para
la justicia”.
La
recuperación del Olimpo comenzó como un reclamo vecinal en el ’96 e Isabel
sintió la necesidad de ser parte. Los frutos del trabajo en conjunto se verán
recién diez años después, tras el abrazo simbólico al ex Centro Clandestino.
Son llamados desde la
Presidencia de la
Nación , con Néstor Kirchner en el cargo y Aníbal Ibarra como
Jefe de Gobierno, con la idea de conformar una mesa. En esa reunión estuvieron
presentes la directora del Colegio Nº 2, quien trabajó siempre por la causa
Olimpo, los “Vecinos organizados” del barrio, familiares de víctimas y
sobrevivientes para firmar un decreto de traspaso de la Nación a la Ciudad para hacer del lugar
un “Sitio de Memoria”. Finalmente, en 2006 la Policía es desalojada y
las calles de Floresta festejan el triunfo tras una década de lucha.
Hoy
en día Isabel trabaja en el Olimpo, continúa peleando por la recuperación del
“Banco”, otro centro clandestino, y además es querellante en la causa ESMA por
su compañero desaparecido. No puede ni quiere escapar del pasado, todos sus
esfuerzos están puestos en el “Nunca Más”.
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